Donde hoy reina el silencio, colgado en la primavera e inmensidad de la
caldera de Tejeda, hace 1.800 años bullía la actividad. A golpe de
piedra de basalto, los primeros canarios ahuecaron la toba del roque
rojizo para construir un poblado de cuevas vivienda y un amplio granero,
invisible en lo alto para miradas profanas. Un ejemplo de camuflaje
urbanista para proteger los cereales, el trigo, los higos.
Este yacimiento, Cuevas del Rey, forma parte del complejo arqueológico de la Sierra del Bentayga y la prueba del carbono 14 realizada a un trozo de madera ha sentenciado que ostenta la datación más antigua de las realizadas –y contrastadas– a restos hallados en los enclaves prehistóricos de Gran Canaria, 135 en total. La Consejería de Patrimonio Histórico del Cabildo presentó la semana pasada el mapa que reordena cronológicamente los espacios habitados por los primeros isleños en base a nuevas dataciones y calibraciones de otras anteriores. Cuevas del Rey, con su reloj en el siglo III (puede adelantarse al IV o V).
Este yacimiento, Cuevas del Rey, forma parte del complejo arqueológico de la Sierra del Bentayga y la prueba del carbono 14 realizada a un trozo de madera ha sentenciado que ostenta la datación más antigua de las realizadas –y contrastadas– a restos hallados en los enclaves prehistóricos de Gran Canaria, 135 en total. La Consejería de Patrimonio Histórico del Cabildo presentó la semana pasada el mapa que reordena cronológicamente los espacios habitados por los primeros isleños en base a nuevas dataciones y calibraciones de otras anteriores. Cuevas del Rey, con su reloj en el siglo III (puede adelantarse al IV o V).
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